Las estadísticas a nivel mundial reportan que una de cada cinco mujeres en el mundo ya tiene un hijo antes de los 18 años, Asimismo, cada año se producen 16 millones de nacimientos provinientes de madres adolescentes y, en países en desarrollo, ocurren aproximadamente 10 millones de embarazos no deseados en niñas de entre 15 y 19 años (Neal y cols., 2012). Así, en las regiones más pobres del planeta, una de cada tres mujeres son madres adolescentes. En México, según datos estadísticos del INEGI, una de cada cinco jóvenes menores de 18 años son madres (López y Castro, 2017). Por otro lado, en este país, de los 2.1 millones de nacimientos, más de 101,000 corresponden a mujeres indígenas entre 15 y 19 años de edad (y 74.9% son de mujeres que viven en zonas urbanas) (INEGI, 2019).
El embarazo en la adolescencia es considerado de alto riesgo y conlleva complicaciones serias, pues de acuerdo con cifras de la OMS (2020), a nivel mundial, tanto los embarazos como los partos son la principal causa de muerte en niñas de entre los 15 y los 19 años. En México, por ejemplo, el INEGI (2018) registró 21 mil 195 defunciones fetales, de las cuales, 83 % fueron de mujeres de entre 20 y 25 años que no hablan una lengua indígena y 51 % (1086) hablaban una lengua indígena (Martínez, 2020).
Para las mujeres adolescentes, un embarazo “adelanta” ciertos aspectos de la vida adulta, provocando con ello la alteración de su proyecto de vida (Soto de Jesús, Contreras y Becerra, 2017). Las adolescentes que se embarazan presentan una serie de situaciones que ponen en riesgo su salud y la del feto (OMS, 2020), tales como:
- Malnutrición
- Mayor número de abortos espontáneos.
- Partos prematuros
- Mayor incidencia de recién nacidos con peso bajo
- En los casos de embarazos de niñas de menos de 15 años, el recién nacido tiene más posibilidades de nacer con malformaciones.
- Anemia
- Riesgo de sufrir de preeclampsia y eclampsia, endometriosis puerperal e infecciones sistémicas.
Además, como apuntan Chacón, Cortes, Álvarez y Sotonavarro (2015), las mujeres que tienen su primer hijo durante la adolescencia tienen una mayor probabilidad de:
- Tener más hijos en su vida reproductiva.
- No recibir el apoyo del padre biológico de sus hijos.
- Interrumpir sus estudios.
- No alcanzar una independencia y estabilidad financiera.
- Tener hijas que se embaracen durante la adolescencia
- No recibir beneficios sociales (por su edad y porque muchos de ellas no pueden acceder a trabajos que ofrecen prestaciones atractivas).
Estas secuelas individuales provocadas por el embarazo adolescente, se traduce en cambios demográficos y costos sociales que impiden el potencial desarrollo de muchas familias. Lo anterior se debe a que el embarazo ocurre en una etapa de la vida en que, acorde con las exigencias actuales de la sociedad del conocimiento, debería estar dedicada al estudio y a la preparación para la vida (Domínguez, 2012).
Causas del embarazo adolescente
Las causas del embarazo adolescente son varias y complejas. Por ejemplo, en muchas sociedades, a las niñas de les presiona para casarse y ser madres a edades muy tempranas. En los países menos desarrollados, al menos 39% de las niñas se casan antes de los 18 años, mientras que 12% de ellas contrae matrimonio antes de los 15 años. Por otro lado, en muchos países (incluido México), las mujeres adolescentes eligen ser madres porque sus prospectos de educación y empleo son limitados. Con frecuencia, en estas sociedades, la maternidad y el matrimonio son valorados socialmente, lo que hace que el embarazo se vea como una opción que viable, sobretodo si ésta se acompaña de apoyos económicos y sociales (OMS 2013; 2020).
Asimismo, es posible que las adolescentes que deseen evitar embarazos no puedan hacerlo debido a la falta de información disponible relacionada a la salud sexual. De acuerdo con la OMS (2013; 2020), en muchos lugares del mundo, las adolescentes enfrentan barreras para acceder a distintos tipos de métodos antifecundativos (por leyes o políticas que restringen la distribución de los mismos con base en la edad o estado civil de las personas, por prejuicios por parte de algunos trabajadores de la salud o por la falta de información y las limitaciones financieras de algunos adolescentes).
Una causa adicional pero no menos importante de embarazos no deseados es la violencia sexual, la cual está muy extendida a nivel mundial (de acuerdo con la OMS, más de un tercio de las niñas en algunos países informan que su primer encuentro sexual fue coaccionado).
Consecuencias psicosociales para la adolescente embarazada y su pareja
En general, los estudios hablan de una serie de circunstancias por los que pasan las madres adolescentes:
- Miedo a ser rechazadas por su familia y criticadas por su entorno.
- Rechazo al bebé por no sentirse listas para asumir la responsabilidad de su crianza. Esto, a su vez, las hace sentirse culpables y tristes, lo que afecta también su autoestima.
- Problemas con la familia y su entorno social, lo cual es especialmente complicado cuando conviven tres generaciones en una misma casa y se generan tensiones adicionales (Chacón, Cortés, Álvarez y Sotonavarro, 2015).
- Fracaso escolar y frecuente abandono de los estudios, pues el embarazo y crianza de un bebé reduce sus futuras oportunidades académicas y laborales.
- Embarazos frecuentes, pues las adolescentes que son madres tienden a tener un mayor número de hijos con intervalos intergenésicos más cortos, eternizando, en muchos casos, el círculo de la pobreza.
Quizás la crisis más frecuente es la de desorganización, pues abarca la presencia de cambios económicos desfavorables, que se agravan por la presencia de un nuevo miembro en la familia con necesidades a satisfacer, y por la asociación de enfermedades que complican el embarazo (Ibarra, 2006).
Para las parejas de estas mujeres, las consecuencias psicosociales son también importantes. Es frecuente, por ejemplo, entre los hombres adolescentes, la deserción escolar para absorber la manutención de su familia. También es común que tengan peores trabajos y de menor remuneración que sus padres. Para estos hombres jóvenes, ser sometidos a un estrés inadecuado a su edad condiciona trastornos emocionales que dificultan el ejercicio de una paternidad feliz en el futuro.
Por último, las parejas adolescentes se caracterizan por ser de menor duración y más inestables, lo que suele magnificarse por la presencia del hijo, ya que muchas se formalizan forzadamente por esa situación.
Prevención del embarazo adolescente
La mejor prevención es que los jóvenes tengan una buena educación de la sexualidad desde la familia. Es importante informar sobre los riesgos y complicaciones del embarazo en la adolescencia y todos los cambios que se producirán desde el momento en que la adolescente se quede embarazada (López y Castro, 2017).
La comunicación en la familia es esencial, por lo que es importante que exista un diálogo abierto y transparente que permita a los jóvenes tener toda la información relevante a su alcance. Según la Organización Mundial de la Salud, uno de los instrumentos para la promoción de la salud y de la acción preventiva es la educación para la salud que incluye:
“el fomento de la motivación, las habilidades personales y la autoestima, necesarias para adoptar medidas destinadas a mejorar la salud. La educación para la salud incluye no sólo la información relativa a las condiciones sociales, económicas y ambientales subyacentes que influyen en la salud, sino también la que se refiere a los factores de riesgo y comportamientos de riesgo, además del uso del sistema de asistencia sanitaria. Es decir, la educación para la salud supone comunicación de información y desarrollo de habilidades personales que demuestren la viabilidad política y las posibilidades organizativas de diversas formas de actuación dirigidas a lograr cambios sociales, económicos y ambientales que favorezcan la salud.” (OMS, 1998, p. 13-14).
En este último aspecto, una de las necesidades apremiantes en nuestro país está el crear nuevas competencias que desarrollen capacidades y habilidades en las y los proveedores de salud que faciliten el abordaje a este grupo de edad, ofreciendo herramientas de trabajo estratégicas que desarrollen la creatividad táctica y ejecutiva, mejorando el desempeño en el proceso de atención integral y diferenciada y la organización de los servicios, con enfoque de género e interculturalidad.
No existe una fórmula mágica que disminuya la incidencia de embarazo en la adolescencia, pero es posible hacerle frente mediante la adecuada comunicación familiar, el acceso a métodos anticonceptivos y a información veraz sobre sexualidad, y mediante un cambio de actitud que permita mayor equidad entre hombres y mujeres (Molina, Pena, Díaz y Antón, 2019).
Referencias
- Chacón, D., Cortes, A., Álvarez, A. G. y Sotonavarro, Y. (2015). Embarazo en la adolescencia, su repercusión familiar y en la sociedad. Revista Cubana de Obstreticia y Ginecología, 41(1): 50-58
- Domínguez, I. (2012). Influencia de la familia en la sexualidad adolescente. Revista Cubana de Obsteticia y Ginecología, 38(3), 7-9.
- López, R. Castro, J. (2017). Adolescentes embarazadas: riesgos y consecuencias. Instituto Salvadoreño del Seguro Social. Portal Vida, Familia y Salud. Disponible en: http://aps.isss.gob.sv/familia/adolescencia/Adolescentes%20embarazadas%3A%20riesgos%20EMBARAZO%20PRECOZ:%20RIESGOS,%20CONSECUENCIAS%20Y%20CAUSAS
- Martínez, C. (2020). Traducen a náhuatl materiales educativos sobre salud sexual y reproductiva. CIMAC Noticias. Disponible en: https://desinformemonos.org/traducen-a-nahuatl-materiales-educativos-sobre-salud-sexual-y-reproductiva/
- Molina, A. M.; Pena, R. A. ; Díaz, C. E. y Antón, M. (2019). Condicionantes y consecuencias sociales del embarazo en la adolescencia. Revista Cubana de Obstetricia y Ginecología, (45)2.
- Neal, S., Matthews, Z., Frost, M., et al. (2012). Childbearing in adolescents aged 12–15 years in low resource countries: a neglected issue. New estimates from demographic and household surveys in 42 countries. Acta Obstet Gynecol Scand 2012;91: 1114–18.
- OMS (1998). Promoción de la Salud: Glosario. Disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/67246/WHO_HPR_HEP_98.1_spa.pdf?sequence=1
- OMS (2013). Global and regional estimates on violence against women: Prevalence and health effects of intimate partner violence and non-partner sexual violence. Geneva: WHO. Disponible en: https://www.who.int/publications/i/item/9789241564625
- OMS (2020). Adolescent Pregnancy. WHO. Disponible en: https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/adolescent-pregnancy
- Soto de Jesús, M., Contreras, M. T. y Becerra, R. R. (2017). Los cambios en el proyecto de vida de la adolescente embarazada. SEMA: Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia. Disponible en: https://www.adolescenciasema.org/los-cambios-en-el-proyecto-de-vida-de-la-adolescente-embarazada/
- Paulina Millán Álvarez. Instituto Mexicano de Sexología.